Ahora no, ahora aprecio el poder ir a dar un paseo al atardecer por el casco antiguo de mi ciudad; vale que antes ya lo hacía y me encantaba, pero ahora me relaja el doble. Poder estar una hora mirando el Duero cruzar los ojos del puente de piedra, con su ritmo sereno y constante, ver como se esconde el sol y a los naranjas, le siguen los azules y las sombras y todas esas luces que hacen de las vistas de mi mirador favorito, una auténtica delicia.
Ahora también le doy verdadera importancia a tener un rato libre para leer, para estar con mis amigos, para ponerme al día de mis adoradas series...
En definitiva, el no tener vida de lunes a viernes durante nueve meses.. cambia tu forma de ver las cosas, y otra cosa tengo clara: mi rincón del mirador va a estar ocupado mucho más a menudo que hace nueve meses.
Perdonad esta entrada tan.. sosa, pero doña inspiración lleva un tiempo sin llamar a mi puerta, espero que vuelva y poderos poner algo que al menos yo considere decente.. :p
un saludo y no lo olvideis: sois polvo de estrellas!